Auriculares High End: Y el ganador es…
Por Salvador Dangla
(quinta entrada del Blog)

Desde hace unos 25 años tengo en casa unos auriculares francamente horrendos pero que suenan como los ángeles. En realidad se trata de dos auriculares, aunque de la misma marca: la japonesa Stax, concretamente los modelos Sigma y Lambda Signature, ambos equipados con paneles electrostáticos y complementados por un componente fundamental para que rindan al cien por cien que no es otro que el amplificador (”energizador” o “driver unit”) a válvulas SRM-T1 de la misma marca.
Supongo que más de uno se preguntará para qué necesito o para qué quiero dos juegos de auriculares, máxime siendo como soy persona de utilizar cajas acústicas por poco que pueda. Sin embargo, los avatares de la vida han hecho que antes viviera en un sitio donde podía apretar a fondo el pedal del acelerador en lo que a nivel de volumen se refiere, y además prácticamente a cualquier hora y cualquier día del año. Un privilegio, vamos. Por el contrario, donde vivo ahora mis sesiones de escucha de antaño pondrían en pie de guerra a todos –me atrevería a decir que sin excepción- mis vecinos.
Volviendo a los Stax, es interesante saber que los Sigma son lo que su muy purista y veterano fabricante denomina “earspeakers”, léase “cajas acústicas para los oídos” traduciendo en plan de ir por casa, como consecuencia de la especial disposición de sus paneles electrostáticos, disposición que por otro lado tiene como consecuencia directa una geometría de los cascos propiamente dichos absolutamente horrenda… en suma, forma al servicio de la función, lo que me parece perfecto, pero sin tener la más mínima consideración por la estética. Por el contrario, el sonido es absolutamente neutro y, ¡ojo al dato!, espacioso, con una buena dinámica y, sobra decirlo, un nivel de fatiga auditiva –otra cosa es que la ergonomía se pueda mejorar- prácticamente nulo. En cambio, los Lambda Signature son bastante diferentes como consecuencia precisamente del diseño de los cascos, mucho más convencional: la transparencia es brutal, en algunos momento incluso excesiva (para mi gusto), y la dinámica muy potente, a la vez que la zona alta del espectro está un poco coloreada aunque sin metalizaciones, muy a la manera “japa” (con las cápsulas de bobina móvil sucede lo mismo, lo que no quita que sean cojonudas). Pero, desde luego, la combinación con el antes citado SRM-T1 asegura que no haya fatiga auditiva ni siquiera cuando los decibelios –los Lambda son bastante más “cañeros” que los Sigma- aprietan. La conclusión de lo que acabo de decir es que de esa época ya mítica del audio High End en nuestro país –la primera mitad de los años 90’- sólo había dos modelos que en mi opinión podían competir con mis Stax –los Sony MDR-R10 y los AKG K1000, ambos francamente preciosos- y sólo uno que los superaba, el hiperseductor –cualidad que 25 años más tarde de su salida al mercado mantiene intacta- e innegablemente visionario sistema –formado por auriculares electrostáticos, alimentador a válvulas, previo y DAC- Orpheus de Sennheiser. Durante años, el mercado de los auriculares, por lo menos en lo que la cúspide del mismo se refiere, apenas se movió, pero con el explosión del audio personal auspiciada por Internet se ha dinamizado hasta tal punto que ahora mismo la oferta disponible es demencial, y además tanto a nivel popular como elitista.
Llegados a este punto, conecto ya con el “leitmotiv” del presente Blog: ¿cuáles son los mejores auriculares del momento? Dejando aparte, porque realmente se trata de una propuesta “fuera de parámetros” en el sentido literal de la expresión, del sistema que sustituye al antes citado Orpheus y cuyo nombre es ahora HE-1 -50.000 euros el “pack”… les adelanto que hay tortas para hacerse con uno- las opciones son tan variadas como apetitosas. Por cierto: escuché los HE-1 –me imagino que no se llaman Orpheus 2, por ejemplo, por algún problema con el nombre pese a que en la diadema de los auriculares propiamente dichos se puede leer “Orpheus”- este año en Múnich y son sublimes, aunque por favor no me hagan hablar de relación calidad/precio a este nivel.
Así, pues, volvamos a la pregunta del millón: ¿qué me compraría ahora mismo para sustituir a mis antiestéticos pero hipermusicales Stax? Pues la verdad es que tengo dudas porque la oferta –me limitaré a material que se puede encontrar en nuestro país y, atención, que he escuchado- es muy potente, aunque así de entrada mi elección natural serían los SRM-009 de la misma marca –también electrostáticos, claro, e infinitamente más bonitos que mis modelos “vintage”- y actual buque insignia de la misma, que además presupongo se entenderán fantásticamente con mi “energizador” SRM-T1 (su equivalente actual se llama SRM-007tII). Pero hay ahora mismo una alternativa “no electrostática” que sin embargo proporciona un sonido cuya calidez y espacialidad se me antojan también apabullantes: los Sonorous X de la japonesa final, cuya baja impedancia les permite además funcionar al plena potencia no sólo sin necesidad de utilizar amplificadores extra sino incluso con reproductores portátiles (aquí no se me ocurre otra opción que no sea el “galáctico” modelo AK380 de la surcoreana Astell & Kern). ¡Vamos, que uno se puede llevar los Sonorous X a donde le apetezca mientras que los Stax necesitan funcionar siempre con su “excitador” dedicado! Pero estamos hablando de High End “atómico”, ergo las consideraciones “prácticas” son secundarias.
Si el presupuesto no permite llegar tan arriiba, la cosa se complica porque la competencia es dura entre los modelos “top” de Pioneer (SE-Master 1), Audeze, Sony, Grado, AKG (gama profesional), Sennheiser (HD 800 II, para mí los mejores en relación calidad/precio), Beyerdynamic, Hifiman, Audio-Technica y OPPO, amén de los “números 2” de las antes citadas Stax y final. Todo ello sin menospreciar maravillas que se sitúan en la órbita de los 500/600 euros firmadas por marcas como AudioQuest, Pryma o Bowers & Wilkins. En lo que respecta a los amplificadores de auriculares, absolutamente necesarios para que los modelos con impedancias elevadas (de 100 ohmios para arriba) pueden rendir al cien por cien, hay uno que me tiene robado el corazón: el Audio-Technica AT-HA5050H. ¿Que no dispongo de los casi 6.000 euros que piden por esta bellísima electrónica genuinamente “japa”? Pues entonces el premio gordo se lo lleva el HDVD 800 de Sennheiser, tremendamente musical y con una estética muy “pija”. También me gustan muchísimo el U-05 de Pioneer (que no en vano fue elegido para demostrar todos los modelos –muchos y muy buenos- presentes en el original “bar de auriculares” que se pudo ver este año en Múnich), el HA-1 de OPPO (con su espectacular pantalla de visualización) y, a un nivel algo inferior pero muy efectivo, el HD-DAC1 de Marantz y el HA-501 de TEAC, todos ellos con una relación calidad precio –cada uno a su nivel- estratosférica. ¡Así que ya saben dónde elegir!