Éxtasis en Werner

Por Salvador Dangla

 

KEF Muon en WErner
Audición de las cajas acústicas KEF Muon en el comercio especializado de Barcelona, realizada en la sala tipo loft de Werner

La verdad es que me ha costado encontrar el momento adecuado para escribir estas ”ciberlíneas”. Sí, ya sé que en Internet tardar en publicar es pecado mortal, pero como estamos “reinventando” –por utilizar una palabra al uso- www.tualtafidelidad.com y además el evento que protagoniza estas líneas no es precisamente de los que requieren “publicación inmediata”, resulta que tal momento ha llegado justo hoy. ¿Y cuál es el protagonista de dicho evento, habida cuenta que en el título he puesto –merecidamente, no les quepa la menor duda- la palabra éxtasis? Pues, cosas de la vida, un sistema de altavoces que, aun siendo despampanante, no tenía un servidor de ustedes en su lista de posibles candidatos para el caso –improbable, aunque no imposible- de que me cayeran unos cuantos euros de forma inesperada.

Les pongo en antecedentes: retrocedamos tres meses y medio en el tiempo –una eternidad en términos internáuticos, lo reconozco- y situémonos en el centro de Barcelona. Venía un servidor de ustedes de escuchar un par de conjuntos protagonizados por cajas acústicas de buen/gran nivel, aunque no de las que quitan el sueño, en un establecimiento especializado muy interesante –prefiero no dar nombres- y, con el reloj apretando –para variar- salí disparado para “cubrir” otra sesión de escucha, en este caso en el “loft” de la veteranísima Werner. ¿El protagonista? Las monumentales cajas acústicas Muon de la británica KEF, viejas conocidas de un servidor de ustedes hasta que me di cuenta de que no las conocía ni tanto ni tan bien.

 

Una referencia relativamente desconocida, cuando no ignorada

No estaba yo particularmente emocionado para escuchar las Muon. Y me temo que compartía ese mismo sentimiento con otros aficionados que asistieron al evento de Werner. Resulta curiosa esta percepción porque en el fondo procede del hecho de que la reputada firma británica –aunque de propiedad asiática desde hace muchos años- fundada en 1961 hace ya tiempo que no forma parte del particular “santoral” de los puristas del audio. Por lo demás, pocos espacios se me antojan más acertados que el antes citado loft para demostrar en condiciones unas pantallas acústicas de exactamente dos metros de altura. Escribí sobre las Muon hace poco más de nueve años basándome en información –muy detallada, por cierto- que me suministró el entonces importador de la marca en nuestro país. Más adelante tuve la ocasión de escucharlas en Múnich donde, francamente, no me gustaron. Quizá por la electrónica utilizada, quizá porque había que afinar los altavoces y/o el filtro, quizá por la sala. Pero, sinceramente, el tema de la sala está muy manido porque una cosa es hacer un banco de pruebas y otra determinar si algo suena o no suena, y esto último lleva un par de minutos como mucho. También es posible que no me gustara el sonido porque el responsable de realizar las “demos” de KEF en todo el mundo es una persona muy cachonda y apasionada pero también bastante salvaje a la que a menudo se le va la mano con los decibelios. En fin, que, pese a ser unos bellezones, las Muon no me gustaron y punto, a la vez que, aún estando expuestas en Múnich año tras año –su condición de auténticas esculturas, de obras de arte, es innegable- no hubo manera de poder volver a contactar con ellas porque, claro, no es el típico material que puede moverse de un lugar a otro fácilmente ni, por supuesto, que ningún importador tiene en “stock” permanente.

 

Un poco de tecnología

Dejando de lado las consideraciones relativas al diseño –firmado por el reputado Ross Lovegrove- y la fabricación de esta sofisticada y exclusivísima caja acústica, lo que tenemos a nivel electroacústico es un sistema de 4 vías con una configuración verdaderamente singular materializada en el uso de cuatro woofers en el panel frontal combinados con un altavoz de medios/graves de idénticas dimensiones equipado con un modificador de dispersión (“phase plug”) cromado y uno de los célebres transductores coaxiales Uni-Q de KEF, que se encarga de reproducir las vías media y alta del espectro y constituye una versión muy elaborada de un diseño que lleva ya muchos años demostrando su validez en ámbitos como la transparencia, el equilibrio de la respuesta en frecuencia objetiva y subjetiva, la capacidad de entrega de potencia, la dispersión y la consistencia de la escena sonora (generada por la coincidencia de centros de emisión acústicos). Por otro lado, y con el fin de controlar la directividad de las frecuencias más bajas, en la zona central del panel posterior del recinto encontramos dos woofers idénticos a los del panel frontal que operan en contrafase con respecto a estos últimos, cancelando por tanto la energía de graves que se desplaza hacia atrás en la zona trasera de la caja. Gracias a esta estratagema, se consigue mantener constante la energía correspondiente a los graves y preservar la uniformidad de la curva de respuesta en frecuencia global, lo que hace que la radiación aparente proceder de la posición correcta de los correspondientes instrumentos/cantantes en la escena sonora y no –como sucede en tantos y tantos diseños- de las cajas acústicas propiamente dichas. A nivel de conjunto, tenemos una espectacular escultura (se trabaja en suspensión acústica, es decir con un recinto completamente hermético) construida en aluminio “super-moldeado” de 6 mm de grosor que “baja” tranquilamente hasta 25 dB, situándose el punto de corte inferior a -6 dB (lo que corresponde a un descenso del 50% en la salida acústica) en 20 Hz. Pero, evidentemente, hay mucho más que decir sobre la Muon. Es el caso de una de las tecnologías más significativas desarrolladas en su momento expresamente para la “hiperKEF”, la denominada ACE, siglas de “Acoustic Compliance Enhancement” o “Realce de la Compliancia Acústica”, que utiliza granos de carbón activado en los subrecintos correspondientes a cada vía para prácticamente multiplicar por dos el volumen efectivo de los mismos mediante absorción, lo que a su vez tiene una traducción directa en la mejora de parámetros como el comportamiento en régimen dinámico y la distorsión. De hecho, al carbón activado se le llama “polvo mágico” en la industria del audio porque permite obtener unos graves mucho más profundos que los que cabría esperar de un recinto con unas dimensiones determinadas. De ahí que la tecnología ACE permita a la Muon reproducir cómodamente frecuencias casi subsónicas sin necesidad de recurrir a subwoofers, ecualización, altavoces de graves activos ni otras artimañas audiófilas. Sobra decir que la combinación de la “cáscara” de aluminio de 6 mm con una compleja estructura de refuerzos internos y revestimientos absorbentes hace que la Muon presente una rigidez virtualmente infinita y por tanto una sensibilidad a las vibraciones prácticamente nula incluso cuando los niveles de presión sonora que se alcanzan son muy elevados (de hecho, su valor máximo es de 118 dB). A ello también contribuyen poderosamente las peculiares formas “orgánicas” de la KEF, que evacuan las ondas potencialmente dañinas de la zona de emisión principal preservando por tanto la integridad del mensaje original. En lo que respecta al filtro divisor de frecuencias, se utiliza un diseño pensado para la triamplificación/tricableado y que los elementos que lo hacen posible siguen siendo simple y llanamente lo mejor que ahora mismo puede encontrarse en el mercado tanto en términos de prestaciones objetivas como subjetivas. En concreto, la topología circuital empleada se basa en el uso de circuitos de cuarto orden para todas las vías en los que encontramos componentes tan familiares para los perfeccionistas del audio como condensadores de polipropileno o bobinas de núcleo de aire a lo que hay que añadir un conexionado interno ejecutado con cable de cobre libre de iones de oxígeno. Por lo demás, sobra decir que cada par de Muon es evaluado a conciencia en una cámara anecoica precisamente afinada, incluyéndose los registros correspondientes a los parámetros más relevantes en el “pack” de accesorios que se suministra al –como mínimo, afortunado- propietario de las KEF. Entre los registros en cuestión habría que señalar el de la directividad medida en intervalos de 30 grados con respecto al eje de simetría, el de la curva de respuesta en frecuencia medida sobre dicho eje o el de la curva de impedancia.

 

La escucha: “sexo duro”… musicalmente hablando

La descripción anterior fue publicada por un servidor de ustedes en agosto de 2007. Sé que a lo largo de estos años se han realizado varios ajustes finos en las Muon, lo que por otro lado tiene toda la lógica del mundo en una caja acústica ten longeva que, si lo es, desde luego será por algo, entre otras razones porque el proceso de fabricación del recinto es extremadamente complejo y laborioso y además su estética es verdaderamente atemporal. Pero está claro que el diseño de base es el mismo.

Y bien, llegados a este punto, ¿qué significa lo de “sexo duro”? Pues, de entrada, que en el loft de Werner “sucedieron cosas”. Antes de nada, permítanme situar el texto en su contexto y celebrar el espíritu inquieto de Vicente Viguera y Xavi Casellas, ahora mismo “alma bicéfala” de Werner y siempre dispuestos a arremangarse para ofrecer experiencias audiovisuales interesantes a clientes, amigos y aficionados en general. Por otro lado, hay que celebrar que el “boss” del importador de KEF para nuestro país se las arreglara para que los responsables internacionales de la marca le prestaran las Muon.

En estas coordenadas, señalemos que el equipo que acompañó a las KEF estaba formado por un lector digital con reloj de sincronismo separado dCS Rossini, un preamplificador soulution 725, una etapa de potencia estereofónica soulution 711, un giradiscos Acoustic Solid Round con brazo SME 309 y cápsula Koetsu Black y un preamplificador de fono FM Acoustics 223. Como fuente digital se utilizó el ordenador portátil habitual en Werner, mientras que el cableado se confió a los siguientes modelos: JPS Labs USB (ordenador), Siltech Golden Ridge II (reloj de sincronismo), Siltech Classic Anniversary Phono 770 XLR (giradiscos), MIT Matrix de última generación (dCS a previo y previo a etapa), MIT Matrix HD 90 (cajas) y Siltech 380 (red).

Así las cosas, llegué al loft y, como suponía –hubo otra sesión al día siguiente de la que desconozco por completo el número de asistentes- había poca gente, en comparación con otros eventos, probablemente por el motivo antes expuesto. Pues bien, a partir de aquí “mea culpa” un servidor y todos los presentes porque a todos, sin excepción, se nos quedó una cara de gilipollas –perdón por la palabra- “importante” a cuenta de lo que allí experimentamos. Pese a que a Xavi Casellas le gusta mucho “tirar de digital”, en esta ocasión había una fuente analógica a la altura de las circunstancias (con plato, brazo y cápsula mejorables –sin salir de las respectivas marcas- si quieren, pero a la altura). Ya de entrada, los graves: controlados por supuesto, pero de los que “entran por debajo”, viscerales aunque sin agredir. ¡Vamos, generosos y precisos y además fuese cual fuese la posición de la sala en la que nos encontrásemos! Segunda sorpresa: agudos finos y cálidos, resolutivos y no avasalladores, toda una novedad en un diseño de KEF. En suma, cero asperezas y transparencia fantástica pero sin excesos de analiticidad. Con respecto a los medios, me limitaré a contar una anécdota que considero definitiva: cuando un asiduo de Werner, melómano y audiófilo potente donde los haya, persona con posibles y conocedor en profundidad de la música clásica en general y la ópera en particular, llegó al loft, se sentó a mi lado para, de inmediato, sumarse al coro de “caras de gilipollas” me dijo, boquiabierto, “experimento exactamente lo mismo que estando en la 6ª fila de platea del Gran Teatro del Liceo (de Barcelona)”, quedó claro que estaba delante de algo verdaderamente superior. Hablando en cristiano: el intérprete estaba allí. Y así sucedió con orquestas sinfónicas, el “Hotel California” de los Eagles y un largo etcétera, todo ello rematado por una dinámica fastuosa y una presentación espacial “a tamaño real”. Resumiendo –sé me estoy extendiendo demasiado; lo siento- no voy a ser tan burro como la esposa del reputado crítico estadounidense Michael Fremer cuando hace unos años afirmó, en la crónica que este último escribió sobre el giradiscos “top” la australiana Continuum Audio Labs, que el pertinente sonido era “mejor que el sexo” (luego le cayeron las “tortas” por todos sitios) pero, sinceramente, en esta ocasión las Muon demostraron valer los 170.000 euros que se piden por ellas. La verdad es quienes no pudieron asistir al evento se perdieron una experiencia grandiosa, casi catártica.

Más información sobre Werner en: werner-musica.com

Más información sobre KEF en: www.pro-tech.es

Por exagrama