OPINIÓN ANTONIO MORENO
La evolución de la tecnología del entretenimiento en casa se encuentra en una situación que no deja de ser curiosa. Por un lado, las teles son cada vez más grandes. Y por otro, cada vez se usan más los dispositivos portátiles, con pantallas pequeñas, para visualizar contenidos digitales de todo tipo, sin dejar fuera al video.
Un ejemplo de esta situación es la que estoy “sufriendo” ahora mismo como colaborador de Tu Alta Fidelidad. Nada menos que cuatro teles de 65 pulgadas con resolución 4K que me llegan al salón para poder probarlas y trasladar a nuestros lectores mis experiencias. Ni que decir tiene que el hueco de mi tele habitual no sirve para alojar semejantes ejemplares. Cuando compré mi plasma de 45 pulgadas no podía imaginar que el tamaño del televisor podría crecer sin límites. Porque ya hay modelos que llegan a las 80 pulgadas.
Pero el tener ante las narices estas maravillas de la tecnología audiovisual, no aleja el peligro, riesgo o costumbre, como le queramos llamar, de retirar la vista de la pantalla del televisor para echarle un vistazo a nuestro dispositivo móvil, tableta o Smartphone. ¿Qué está sucediendo? Reconozco que yo soy uno de los sufridores de esos impulsos. Estoy viendo un programa de televisión que incluso me gusta, y la tendencia a tirar de móvil es casi irrefrenable.
Se dice que nuestros hijos consumen poca televisión “normal”. Que los dispositivos móviles son su principal fuente de contenidos digitales. Eso es verdad. Como es cada vez más frecuente la imagen de la unidad familiar reunida en torno al televisor pero sin que nadie le haga ni caso: cada uno con su pantalla individual, disfrutando de sus propios contenidos.
Por eso choca que las teles sean cada vez más grandes. Incluso choca más que además de ser grandes intenten competir con los dispositivos móviles en la oferta de contenidos. Por que las funciones Smart están ahí, pero creo que el éxito de las App para SmarTV no se iguala todavía al que tienen en los dispositivos móviles. A lo mejor el concepto es erróneo. Porque en un televisor falla lo que funciona en un dispositivo móvil: la individualidad. Quizás en los televisores grandes haya que incidir en lo que pueden ofrecer de espectáculo, estrujarse los sesos para que haya más contenidos Premium que eviten la tendencia del espectador a fugarse hacia el dispositivo móvil. Pero eso es muy difícil, y quizás la solución pasaría por aumentar la oferta de contenidos de pago.
En una tele 4K cobra todo el sentido un tamaño gigantesco. De hecho, cuanto más grande, mejor se disfruta esta resolución. Pero esto es también lo que está fallando. Por el motivo que sea: porque las productoras tienen miedo a que se copien los contenidos con una calidad bestial (temor que ya se tuvo con el Blu-ray y no se pudo evitar), o por los requerimientos tecnológicos y de ancho de banda. No creo que sea esto último: la tecnología evoluciona y solo es cuestión de voluntad.
Lo que está claro, como conclusión, es que quizás el público en general no se vea muy atraído por teles gigantes, que cuestan un pastón y son difíciles de aprovechar, y menos cuando se están habituando a un entorno de entretenimiento íntimo y personal cuyo papel cubren perfectamente los dispositivos móviles. Esta perspectiva se potencia por la popularidad mayor de plataformas de contenidos como YouTube. Con una oferta totalmente diferente de la de los canales convencionales, sus millonarias audiencias deberían hacer pensar a los programadores. Ya no se trata de hacer programas para la TDT donde se recopilan videos graciosos de YouTube. Eso es aprovecharse del talento de los demás. Ni de crear canales convencionales recopilando contenidos de canales de YouTube, como ya se está haciendo también, en otro ejercicio de falta de originalidad y oportunismo. Se trataría de aplicar a la tele el espíritu de YouTube. Pero claro, eso es muy difícil si no imposible, porque el entorno tecnológico y los intereses no tienen nada que ver el uno con el otro. En YouTube hay un ambiente de libertad que no podemos encontrar en una tele convencional.