Tu Alta Fidelidad Discos SSD

Las unidades de estado sólido (SSD), que pueden contener archivos de vídeo, audio, etc. y es interesante saber cómo funcionan.

Los discos duros convencionales, de toda la vida, basados en platos giratorios en los cuales se graban los datos, tienen sus días contados. Su sustituto son las unidades SSD, que significa Unidades de Estado Sólido (Solid-state drive). En algunos textos se puede encontrar la traducción como Discos de Estado Sólido, pero esto no es correcto puesto que, como hemos dicho, no existen platos giratorios que justifiquen clasificarlos así. Las unidades SSD son soportes de almacenamiento que utilizan memoria no volátil, como la memoria flash, para almacenar datos.

Aunque cada vez son más frecuentes, tanto en configuración interna como externa, todavía son bastante más caros que los convencionales por lo que pueden pasar aún algunos años hasta que los sustituyan por completo. La principal ventaja de estos discos es su velocidad de lectura, mucho mayor que la de los discos convencionales, y la ausencia de dispositivos móviles, lo que mejora su fiabilidad mecánica. Hablando con términos técnicos, son menos sensibles a los golpes, tienen un tiempo de latencia y de acceso mucho menor que los discos mecánicos, y además son muy silenciosos, prácticamente inaudibles. La mayoría de las unidades SSD actuales están basadas en puertas NAND, que mantienen los datos aún cuando se quedan sin alimentación. El uso de esta tecnología permite construir unidades veloces, de capacidad considerable y además robustos y de tamaño reducido, que se pueden utilizar tanto en el mercado doméstico como en el profesional. Una unidad SSD típica consta de una controladora, que gestiona el funcionamiento del dispositivo, una caché de memoria SDRAM y un condensador, que asegura que los datos de la caché se envíen a la memoria permanente en caso de un fallo inesperado en la alimentación. La forma de aumentar el rendimiento de las SSD es añadir chips flash tipo NAND flash en paralelo.

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La mayoría de estas unidades se construyen con las dimensiones heredadas de los discos duros (3,5 pulgadas y 2,5 pulgadas), aunque algunas se construyen en formato de tarjeta de expansión. Algunos ensambladores de ordenadores instalan un disco duro SSD para el sistema operativo, consiguiendo que el tiempo de arranque del mismo sea prácticamente instantáneo. Como son más caros que los «normales», para no encarecer el sistema se pone un disco de estas características no muy grande, lo justo para que quepa el sistema y los programas principales. Si se va a trabajar con vídeo o con archivos multimedia que requieran de mucho espacio, se añade para alojarlos un segundo disco duro convencional de mayor tamaño. No todas las aplicaciones se benefician por igual del aumento de velocidad que pueden proporcionar estas unidades. Las que acceden muchas veces al disco para obtener datos son las más beneficiadas, así como las que necesitan acceder a la mayor cantidad de datos posibles en un tiempo determinado. En todo caso, por el momento, es mejor valorar el beneficio obtenido con respecto al aumento de precio a pagar por una unidad de este tipo. Pero es inevitable pensar que en un futuro no muy lejano, todos los «discos duros» serán así.

Por exagrama