Musicalidad increíble a precio increíble
El veteranísimo fabricante británico logra impactar de nuevo con una nueva generación de la que, sin duda, es la más longeva de sus familias de cajas acústicas “democráticas”: la Mercury.
Clásica y moderna en su estética, a la vez que muy vistosa, la Mercury 7.2 es un monitor compacto que, gracias a la introducción de refinamientos técnicos muy calculados y genuinamente Tannoy, consigue lo aparentemente imposible: una precisión tímbrica, un control y profundidad en los graves y una presentación espacial del sonido capaces de superar a modelos mucho más onerosos de la competencia.
Una evolución sin prisas pero sin pausa
Si echamos un vistazo a la prensa especializada británica, sin duda, la más influyente de Europa –la alemana quizás sea más potente pero el idioma limita su difusión- es fácil darse cuenta de que, a lo largo de años y años, la serie Mercury de Tannoy figura entre las familias de cajas acústicas más recomendadas y aplaudidas a la hora de buscar Alta Fidelidad digna de tal nombre a precio democrático. Más significativo aún es que estamos ante una serie que, en realidad, casi merece ser definida como un concepto porque Tannoy, cuyo catálogo de cajas acústicas es uno de los más extensos y coherentes del mundo, no se conformó en su momento con crear unas cajas acústicas de éxito sino que, fiel a su manera de pensar, las fue mejorando mediante la introducción de refinamientos procedentes de sus modelos de más alto nivel.
Llegados a este punto, hay que volver a reflexionar de nuevo sobre lo que decíamos al principio haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Realmente vale la pena mejorar un producto que dentro de su categoría es sencillamente sensacional? Pues para los ingenieros deTannoy parece que sí, y además sin dudas. El resultado, una nueva gama de cajas acústicas formada por dos monitores compactos (Mercury 7.1 y Mercury 7.2), una caja acústica para el canal central de sistemas de A/V (Mercury 7C) y una columna (Mercury 7.4). Cuatro modelos que permiten configurar equipos ya muy potentes tanto para estéreo como multicanal y que destacan por poseer tres cualidades igualmente potentes: un diseño externo y acústico en línea con las mencionadas Mercury Vi, un precio muy competitivo y, la clave de todo, un sonido diabólicamente seductor. A partir de ahí, la elección de un modelo u otro dependerá de las necesidades, posibilidades y aspiraciones de cada uno, aunque siempre teniendo en mente la búsqueda de calidad sonora máxima al mejor precio.
Un monitor compacto que arrebata en cuanto se le conoce
Nuestro primer contacto, y además a fondo, con las nuevas Mercury se materializó en una exhaustiva sesión de trabajo con el monitor compacto 7.2, modelo que elegimos a conciencia porque en nuestra opinión refleja perfectamente el espíritu de la serie a la que pertenece. Una caja acústica con pocos misterios, pero que inspira confianza desde el primer momento, empezando por el llamativo diseño de su panel frontal, que sin romper con el clasicismo muy “british” que caracteriza a la práctica totalidad de realizaciones de Tannoy, le da un toque de frescura y modernidad bien entendidas que se agradece. Insistimos: pocos misterios, pero con una construcción y unos acabados irreprochables y esa elegante tornillería Allen que fija sólidamente los altavoces en un panel frontal extremadamente robusto.
En definitiva, un magnífico representante de la envidiada e influyente industria británica del audio. Idénticas sensaciones transmite el panel posterior, donde encontramos un puerto bass-reflex con diseño anti-turbulencias y un juego de terminales de conexión de muy alta calidad; de hecho, de calidad totalmente inusual en unas cajas acústicas de su precio. Entrando ya en los detalles de ingeniería de la TANNOY Mercury 7.2, lo primero que hay que decir es que, al igual que en los demás modelos de la nueva Mercury, incorpora un altavoz de agudos en el que se combinan una cúpula de fibras de poliéster entrelazadas y revestida por una capa absorbente de nitro-uretano y un potente imán de neodimio que garantiza una restitución nítida y enérgica de las frecuencias más altas del espectro. Y cuando decimos “nítida y enérgica” queremos decir capacidad de análisis por un lado y habilidad para reproducir los contrastes dinámicos –tanto a nivel “micro” como “macro”- por otro, preservándose además este delicado equilibrio independientemente de cuál sea el nivel de volumen al que se desarrolle la escucha; un objetivo nada fácil. Por su parte, las frecuencias medias y bajas son confiadas a un nuevo tipo de transductor de perfil continuo con cono de pasta de papel de 152 mm de diámetro y revestido por una capa multifibra que permite obtener unos medios muy bien articulados y unos graves precisos, impactantes y controlados.
De la gestión de los dos altavoces de la Mercury 7.2 se encarga un filtro divisor de frecuencias cuya sencilla topología circuital ejecutada con componentes de alta calidad permite a la Tannoy exhibir una curva de impedancia muy estable, un detalle muy interesante –e importante- por cuando hace que, en combinación con una sensibilidad moderadamente alta, pueda ser atacada por prácticamente cualquier amplificador integrado disponible en el mercado. En este sentido, el fabricante recomienda utilizar electrónicas con potencia de salida comprendida entre 20 y 100 vatios continuos por canal a 8 ohmios, lo que significa que con 40-60 vatios por canal deberíamos ir más que bien aunque todo dependerá de factores tales como las dimensiones de la sala o el nivel de volumen al que escuchemos la música (o las bandas sonoras en el caso de que vayamos a integrar las Mercury 7.2 en un sistema de Cine en Casa).
Una pureza y una vitalidad sonora sobresalientes
Nos gustaría insistir en la flexibilidad de las Mercury 7.2 a la hora de amplificarlas. Lógicamente, nosotros elegimos una opción que lleva muchos años dándonos grandes alegrías: la combinación Tannoy-Marantz, materializada en el segundo caso por la pareja formada por el lector de discos compactos CD6005 y el amplificador integrado PM6005 (45 vatios continuos por canal sobre 8 ohmios) de Marantz unidos por cableado de In-Akustik en interconexión y Van den Hul en conexión a cajas. Por otro lado, la funcionalidad digital de los dos Marantz permite aprovechar la circuitería interna –en especial la analógica- de los mismos para escuchar grabaciones almacenadas en fuentes menos elaboradas o sencillamente archivos de alta resolución guardados en memorias USB.
También nos gustaría subrayar la conveniencia de situar las Mercury 7.2 sobre un par de soportes porque las mejoras que ello comporta son más que obvias. Así que, después de estar una buena hora escuchando el conjunto reseñado, sólo nos atrevemos a decir que, nuevo, las Mercury 7.2 fascinan por la calidez con que restituyen el sonido. Atrás quedaron los tiempos en los que lo analítico se anteponía a la visión de conjunto, siempre más imperfecta, pero a la postre más humana. Las Tannoy, aparentemente modestas, no dan tregua a la música, de manera que a la presencia de voces e instrumentos se añade una singular “redondez” en la restitución de la zona media que convierte la escucha de piezas vocales y corales en un auténtico gozo. Por otro lado, la zona alta del espectro es desgranada sin piedad pero sin analiticidades excesivas y desnaturalizadoras, con lo que la escucha de piezas con una gran riqueza en armónicos se lleva a cabo con una naturalidad propia de fuentes mucho más caras. Todo ello se completa con unos graves que en términos de percepción subjetiva se sitúan en la zona de 45-50 Hz, un registro verdaderamente brillante para una caja acústica tan compacta por cuanto permite escuchar todo tipo de música sin apenas restricciones en lo que a la curva de respuesta en frecuencia se refiere. Sin duda, un logro con mayúsculas a este nivel de precio. Sinceramente, creemos que las Mercury 7.2 deben “interpretarse” como la consolidación de varias décadas al servicio del audio de calidad, lo que las convierten en producto absolutamente recomendable. Y, por su precio, simplemente irresistible.
Más información: Sarte Audio Elite