¿Mentiras? Como mínimo, arriesgadas

Octavo Blog de Salvador Dangla

Opinión de Salvador Dangla
Octavo blog de Salvador Dangla

Siento mucho tener que pedirles disculpas por la “no publicación” de mi Blog con la regularidad prometida cada vez que escribo uno. En este caso, por lo menos, la “excusa” es de peso: un problema familiar grave que está influyendo de manera directa en mi día a día. Así que, cosas de la vida, al final resulta que han transcurrido exactamente dos meses entre el último Blog del 2016 y el primero del 2017. En fin, les presento de nuevo mis disculpas y además con la firme promesa de recuperar el tiempo perdido/mejorar mi cadencia de entrega. Dicho lo anterior, la verdad es que son muchos los temas que se pueden comentar en este mi espacio privado de www.tualtafidelidad.com. Y además tanto de tipo “objetivo”, “serio” si lo prefieren, como “polémico”. Sí, ya sé que son estos últimos los que más gustan al personal audiófilo –y no sólo de estos lares- aunque en lo que a mí respecta he de confesar que no son santo de mi devoción. Sin embargo, mira por donde que hace poco más de un mes un amigo/conocido me envió un enlace que lleva a una serie de contenidos “polémicos” que sí creo que vale la pena comentar… incluso en varios Blogs, que a la postre es lo que he decidido hacer. Empecemos antes de nada por situar el texto en su contexto: el enlace famoso es https://hifiencasa.wordpress.com/2010/09/22/las-10-grandes-mentiras-de-la-hi-fi/ y fue publicado el 22 de septiembre de 2010… vamos, hace ya unos añitos y con 78 visitas desde entonces. O sea que he decidido ayudar al pollo de marras –lo de “pollo” viene a cuenta de que me deja a parir, lo que por otro lado no me molesta ya que llevo casi 30 años aguantando todo tipo de gilipolleces, pero sí me cabrea bastante al tratarse de alguien que no me conoce en absoluto y se queda tan ancho diciendo cosas que antes debería comprobar- para que su particular contador despierte, que ya toca.

Por otro lado, bien está saber que el punto de partida de todo esto es un artículo “de importación” llamado “The ten biggest lies in audio”. Aquí por lo menos nuestro “pollo” ha sido profesional y ha citado la fuente. Vamos, que se ha molestado hacer con un medio extranjero lo que al parecer durante 20 años no tuvo tiempo de hacer con una persona de aquí. En fin “typical spanish”. He leído el texto y he estado pensando un rato. Las críticas también, en especial una que firma nuestro “pollo” y que es para soltarle directamente un par de ostias por aquello del desconocimiento de causa.

Pero, bien, vayamos a por lo que realmente interesa, que en esencia es mi particular conclusión sobre todo el argumentario empleado: el hecho tozudo, persistente, de que en el campo del audio de alta calidad siempre hay quien está dispuesto a creer que un equipo de nivel medio bien conjuntado puede sonar mejor que uno de alta gama o incluso de auténtica excepción, cuando no a decir directamente que esto último es un combinado de robo y estafa. Pero lo que tiene bemoles es que lo dicen convencidos. Por lo tanto, sólo se me ocurren un par de opciones: que tienen la CPU fulminada o sencillamente –esto también es “typical”, aunque no sólo “spanish”- la envidia les corroe. Expresado con símiles más mundanos, podría asimilarse al típico invertebrado que ve un Lamborghini por la calle y lo primero que suelta es “¡joder, con la gasolina que debe tragar!” o, peor aún, ve un bombonazo de mujer y le falta tiempo para decir “seguro que es tonta”. Ya: ¿y si reconocemos que no nos podemos comprar el coche de marras ni acceder a la señorita supersexy? Creo que sería un buen comienzo puesto que a partir de ahí podríamos discutir los temas que nos ocupan con mayor conocimiento de causa y, por supuesto, con perspectiva. Para empezar, el hecho de que el High End, sobre todo en los últimos años, haya alcanzado un status de lujo… no digo que esté de acuerdo pero es lo que hay. Una verdad que no sólo perjudica al 95% de los amantes del sonido absoluto sino a la afición –la que hay y, lo más importante, la que pueda venir- por el sonido de calidad en general ya que se va extendiendo la percepción de que para escuchar música en casa como es debido hay que ser rico… o casi.

Pero, claro, de ahí a decir que el High End es una estafa y que quienes lo defienden/defendemos son/somos poco menos que unos chorizos hay un trecho importante, amén de un elevado grado de irresponsabilidad. En este sentido, y conectando con lo que decía antes, no recuerdo haber leído nunca un banco de pruebas de un Ferrari de, pongamos por ejemplo, 250.000 euros, donde en la valoración final se diga que tal precio es un robo. ¡Y eso que el Ferrari en cuestión, salvo que esté destinado a ser una pieza de coleccionista, al cabo de 40.000 kilómetros perderá la mitad de su valor, a la vez que en cada revisión nos meterán un “polvo” importante! Por otro lado, no hay que perder nunca de vista que a partir de cierto nivel de exclusividad entra en juego una componente emocional por la que algunos están dispuestos a pagar lo que haga falta. Aquí nos salimos ya de lo estrictamente racional pero hay que respetarlo porque quien más quien menos tiene su pequeña parcela de excelencia. Volviendo a nuestro “enlace”, diré que con la salvedad de la “mentira” de la realimentación, que, como todo aspecto técnico relacionado con el sonido, ha ido evolucionando con el paso de los años, y la del “tratamiento para CD” –que jamás llegué a entender ni aceptar- todo lo demás que se cita en el artículo de marras es rebatible… como mínimo muy, pero que muy, discutible. Y no porque un servidor de ustedes lo diga, sino porque resulta muy sencillo comprobarlo siempre y cuando se disponga de un buen equipo y, por supuesto, grabaciones bien conocidas con las que evaluarlo sin hacer concesiones. La excelencia tiene un precio, y la excelencia absoluta, más. Cuestión de decidir hasta dónde estamos dispuestos a llegar. En dos semanas volveré a la carga con todo esto. Ya veremos por donde empiezo. Cuídense mucho.

Salvador Dangla.