BLOG 2 – 23-7-2016
Certámenes especializados en A/V:
nuestra revolución pendiente
Por Salvador Dangla

Es un tema recurrente en cualquier conversación mínimamente seria con profesionales del sector y, por supuesto aficionados al sonido y la imagen de alta calidad. Y por razones diferentes: los primeros, porque quieren que los productos que fabrican o importan se conozcan y, evidentemente, se vendan lo máximo posible; los segundos, porque necesitan ver y tocar los que en muchos casos son sus más anhelados objetos de deseo. La verdad es que nuestro país necesita con urgencia un certamen especializado que funcione hasta el punto de convertirse en una verdadera herramienta de promoción de un sector que desde que en el ya lejano año 2000 cerró definitivamente sus puertas el en su momento incluso internacional -sí, internacional- Sonimag, anda un poco huérfano al respecto. ¿Qué hacer? De entrada, no engañarse: hay cosas que nunca volverán a ser igual.
De hecho, la tendencia mundial a nivel “mainstream” es la concentración en salones de dimensiones gigantescas que requieren una capacidad organizativa y unos recursos monumentales: hablamos, por supuesto, de la IFA de Berlín (que suele celebrarse entre finales de agosto y principios de septiembre), el CES de Las Vegas (que se celebra entre la primera y segunda semana de enero) y, a un nivel mucho más especializado (integración de sistemas fundamentalmente pero con una presencia creciente de marcas dedicados al audio y el vídeo de muy alto nivel), el ISE de Amsterdam. Esto tampoco va a cambiar, porque a pesar de los gastos que la presencia en cualquiera -cuando no en varios o incluso todos- de estos eventos comporta para las empresas y profesionales interesados, es evidente que por ahora la inversión sale a cuenta. Pero hay también certámenes de gran relevancia, incluso a nivel planetario, casi del High End de Múnich (que se celebra cada mes de mayo), menos descomunales y por lo tanto más manejables, a la vez que la obvia necesidad de presentar y dar a conocer productos a nivel local hace que sean muchos los países que, con mayor o menor proyección y fortuna, tienen en su haber certámenes especializados organizados por entidades mucho menos potentes pero a la vez más flexibles y conocedoras de cada realidad puntual que las de los eventos antes citados. ¿Y qué tenemos aquí? Pues no gran cosa en estos 16 años, y, de lo que sí se ha hecho, con éxito dispar según el caso y el planteamiento.
De menor a mayor envergadura, el punto de partida lo encontramos en las presentaciones en tiendas especializadas apoyadas por importadores y/o fabricantes: buena idea -¡y que no falten- pero con un impacto limitado y, en cierto modo, casi conocido de antemano. Evidentemente, hay unas tiendas que lo hacen mejor que otras pero, insisto, esto no permite acceder a gente nueva… por lo menos no a mucha. Vino luego la muy purista elitexpo, que en la edición del 2012 parecía estar a punto de cuajar en el sector a la vista del número y la variedad de participantes presentes (pese a ausencias relevantes), pero la presencia de ciertas tiendas importadoras y, sobre todo, la desafortunada elección de un marco que “garantizaba” que solamente irían allí los más “enfermos”, esos aficionados que algunos denominan despectivamente -y erróneamente- “los de siempre” lo “mediojodió -perdonen el término- todo. La desastrosa edición del 2013 supuso el acta de defunción de una propuesta que había nacido con las mejores intenciones pero no se pudo o no se supo enfocar bien. Así que, al igual que sucede con muchos juegos, vuelta a la casilla de salida.

Una casilla que se llama Audio Video Multimedia Experience, alias AVM Experience (www.feriaavme.com), cuya primera edición, celebrada a finales de octubre del 2015, nació también con la mejor de las intenciones pese a que los resultados no fueron los esperados, en buena parte por “errores de infancia” y problemas logísticos de última hora. Pero la idea de base estaba, esta vez sí, bien planteada: centro de Madrid, organización bastante profesional y, lo más importante, una buena “masa crítica” de empresas que abarcaba desde multinacionales hasta los grandes nombres del A/V de gama media y el High End. La consecuencia de todo ello es que las empresas decidieron apostar por la nueva propuesta, a la vez que la organización tomó buena nota de esos “errores de infancia” a los que antes me acabo de referir. Soy en cierto modo parte interesada, y desde hace unos meses todavía más, para que esta “edición 2” funcione. Y en mi opinión debería hacerlo. Cierto que no es fácil reunir en un mismo espacio compañías con intereses y filosofías muy diferentes, pero si países como Portugal, Grecia o Chequia lo han conseguido, y además con éxito, ¿por qué no nosotros?