Por Salvador Dangla
“¡Casi tres meses!”. Así empecé mi último Blog para el presente espacio. ¡Pues ahí es nada, queridos amigos! Porque lo que seguía eran unas líneas de disculpa que a la postre no han servido para otra cosa que “superarme” a mí mismo en lo que muchos considerarán –empezando por Juan Manuel Urraca, mi Editor- una exhibición de dejadez imperdonable. Porque el Blog al que acabo de hacer referencia y que fue el último que se publicó en el año 2017, lo escribí nada menos que el pasado 22 de agosto. Haciendo números, la realidad pura y dura es que he estado casi 9 meses ausente de la web que en teoría dirijo y que tanta falta hace en un país/mercado como el nuestro. Pero ahí está una de las cosas buenas de Internet… buenas si se gestionan bien, lo que no ha sido mi caso pero por otro lado todavía puedo arreglar: la velocidad. Dicho de otro modo: del mismo modo que llevo un montón de meses en el “limbo” siempre es posible, si hay un proyecto –lo hay- y un equipo bueno detrás –también lo hay- a la vez que ganas/ilusión para ponerse manos a la obra –en ello estoy- dar la vuelta a las cosas.
Pero en esta ocasión el “plus” en mi demora ha estado motivado –quizá muchos no lo entiendan pero es así- en buena parte por un hecho excepcional que, lejos de estimularme en su momento, me sumió en un profundo período de reflexión: la inesperada desaparición, hace ahora medio año, de Aitor Urraca, Director de la revista ON OFF y Editor de la misma y la presente web, y a quien dedico estas líneas.
Una pérdida que da mucho que pensar sobre la fragilidad de nuestra existencia
El sábado 4 de noviembre de 2017 pintaba muy bien. Después de haber compartido mesa el día antes con el propietario de Pro-Ject Audio Systems –Heinz Lichtenegger- y su esposa Jozefina, llegados a nuestro país justo una semana antes para participar en una de las tradicionales presentaciones celebradas por Supersonido Barcelona, el día 4 tocaba ir de nuevo al citado establecimiento, en esta ocasión para asistir a una de las siempre interesantes y emotivas –por la pasión que su protagonista pone en ellas- presentaciones/audiciones conducidas por Ken Ishiwata, el carismático “Brand Ambassador” de Marantz. Y, sí, el evento –que, dicho sea de paso, tendría que haber cubierto para todos ustedes en la presente web- tuvo el nivel esperado. Así que cuando terminó me fui, previa “socialización” con Mr. Ishiwata y los responsables de Supersonido y Sarte Audio, importador de la legendaria marca japonesa –aunque nacida neoyorquina- para nuestro país, a “estrenar” un restaurante informal relativamente nuevo y potencialmente interesante situado en el centro de Barcelona. Improvisé una especie de menú de degustación a base de pequeñas raciones y, francamente, todo iba de coña hasta que a las 16h07 minutos recibo un mensaje vía “Whats”. No llevaba las gafas pero se podía ver “Aitor” y, claro, como se aproximaba el cierre de contenidos del número de diciembre -298- de ON OFF, pensé “ya está Aitor con sus putos cierres”. Lo pensé cariñosamente, claro, porque cuando se acercaba la fecha de cierre mi amigo se ponía muy nervioso y se volvía particularmente exigente. Pero, nada, “business as usual”, me dije a mí mismo, y por tanto a llamarle toca porque hay confianza y, muy importante, amistad. Pero, claro, antes tocaba leer el mensajito de marras y aquí es donde la cosa se puso seria, muy seria, porque en el mismo se leía literalmente lo siguiente: “Mi hermano Aitor ha muerto hace 2 horas de un ataque al corazón. Soy su hermano Juan Manuel.” Les seré sincero: tengo 56 años y puedo decirles que me acuerdo perfectamente que cuando el primer hombre llegó a la luna –verano del 69- estaba en casa de mi abuelo paterno, en plena montaña, embobado delante de un televisor en blanco y negro marca Vanguard… y también que siempre me acordaré del lugar en que estaba cuando, 47 años después, se fue alguien muy importante para mí. Las horas que siguieron fueron extrañas, surrealistas, como corresponde al sentimiento que uno experimenta cuando no se acaba de creer lo que ha sucedido. Llamé a unos cuantos íntimos del sector y al día siguiente hice lo que desde el primer momento sentí que tenía que hacer: ir a Madrid a dar consuelo por un lado y a despedirme de mi amigo.
¿Qué decir de Aitor? Pues la verdad es que era un personaje más complejo de lo que su incuestionable corrección política invitaba a pensar. No consigo recordar cual fue mi “día cero” con él, pero sí que utilizó su visión práctica –siempre en positivo- de las cosas y mi condición de freelance –pese a mi fuerte compromiso con la revista ALTA FIDELIDAD- para invitarme a formar parte de su equipo, cosa que lógicamente acepté aunque a más de uno no le gustó. Al fin y al cabo, se trataba de dar un enfoque comercial a conceptos y productos que yo trataba en clave purista. Nunca supe a ciencia cierta si realmente le gustaba/apreciaba mi perfeccionismo, pero de lo que sí estoy seguro es de que lo respetaba. Yo, por mi parte, respetaba de Aitor ese sentido de la responsabilidad que le permitía cerrar la revista “o sí o sí” el día X para estar en la calle, también “o sí o sí”, el día Y, algo que, pese a que más de uno piensa que me paso por el forro, valoro muchísimo aunque, justo es reconocerlo, originó más de un “pollo” entre nosotros. Pero fue cuando se convirtió en Editor de ON OFF –a la que con el tiempo se le sumarían otras cabeceras- cuando mi amigo demostró su auténtica valía al convertirse en un empresario. Seguí colaborando con él de manera más o menos regular, aunque manteniendo siempre nuestra relación personal. Y sí llegamos a finales del año 2015, cuando un servidor de ustedes decidió, por motivos que no viene al caso citar en estas líneas, desvincularse de la publicación que fundó y ofrecerse a Aitor para iniciar una colaboración mucho más estrecha. Dicho y hecho: empezamos en marzo de 2016 para ganar progresivamente impulso a partir de septiembre, pese que en una de las “ramas” de dicha colaboración, léase la conducción de la presente web, no hice las cosas bien. Esto me permite conectar con una reunión –en agosto hará 2 años- que tuvo precisamente como protagonista la web en cuestión y en la que conocí al hermano mayor de Aitor, Juan Manuel Urraca, que, ironías del destino, tuvo las agallas, ese fatídico “4-N”, de recoger el “testigo” involuntario, y además a todos los niveles, que mi amigo dejó entre nosotros. Digo “a todos los niveles” porque, sin dejar sus propias obligaciones profesionales, asumió todos los compromisos –revistas, especiales, webs, feria AVME- relacionados con las de Aitor. Y si ahora estoy aquí es gracias a él.
Hacer lo que tenemos que hacer
Tengo un montón de contenidos susceptibles de ser publicados. Algunos de ellos son eventos ya celebrados, pero como en la mayoría de ámbitos del sonido de alta calidad –no tantos en el de la imagen- la innovación no está a la orden del día, su publicación hará más bien que mal. Luego está el presente Blog, que debería tener una cadencia entre semanal y quincenal. En cuanto a las novedades de producto o entrevistas a personas relevantes de nuestro sector, iremos publicando lo que consideramos más relevante y, a modo de prueba de fuego para el presente relanzamiento, ahí está el certamen High End de Múnich a punto de abrir sus puertas. Espero no fallarles.